El pobre desempeño en las dos últimas elecciones conduce al PRD a un camino futuro de nublado a oscuro. Razones de sobra existen para sustentar las derrotas.
Un partido con referencia histórica de lucha por las libertades y la democracia decidió seguir el camino de abandonar las luchas sociales y de asimilar parte del mercado electoral balaguerista; consumándose en la práctica por vía de la Alianza Rosada. Quisieron emular al PLD, pero la cosa no le salió tan bien como a este último.
El camino del balaguerismo, las debilidades institucionales manifestadas en el respeto a su propio marco jurídico y la falta de estrategias coherente con sus principios, la carencia de un liderazgo articulador, la referencia en el imaginario social de ser partido bueno en la oposición y malo en la administración; lo cual no han podido desmontar, y la continuidad del conservadurismo hipolitista, expresan el mapa de un partido fuera de la ruta y del contexto socio-político.
En seis años han sufrido tres derrotas consecutivas. La primera derrota en el año 2004, de la cual han tratado de buscar sus causas en la crisis bancaria y mundial, más que en el modelo conservador y autoritario de Hipólito Mejía, quien tras la reelección presidencial hundió a ese partido en un profundo hoyo del han tenido y tendrán serias dificultades para salir.
Su segunda derrota en el año 2006. La estrategia de la Alianza Rosada fue errada, perdieron más que sus aliados reformistas, los cuales eran más débiles y obtuvieron más poder que el merecido.
En la práctica abandonaron a los síndicos a su suerte. Fracasaron en el congreso, en el cual no construyeron una agenda vinculada a las demandas ciudadanas, legislaron sin dirección política y para provecho personal; e incluso en sus últimos dos años se asimilaron a la voluntad de Leonel Fernández aprobando proyectos cuestionados como el de la Isla Artificial; además de los escándalos y violencia; una tropa sin comandante.
La tercera derrota del 2008 llegó y en la campaña fueron incapaces de desmontar, alejarse o retractarse del fiasco que significó el denominado pepeachismo.
Una estrategia incorrecta basada y poniendo en primer lugar a los que ellos mismos practicaron, la corrupción; vendiendo la figura del candidato más que los aspectos positivos y relevantes en la construcción democrática.
La propia elección de un candidato empresario, para competir con el contrario con dinero más que con ideas; sin medir los límites del clientelismo. Una estrategia que iba en el vagón detrás del PLD. Utilizando slogan y respuesta propagandísticas creadas por el PLD, su principal contendor ("e,pa fuera que van”, “cuando el PLD sube, sube…); una gran falta de creatividad.
Añadido a esto la dispersión del enfoque para convencer al electorado; por un lado atacaban la corrupción, y por otro lado vendían la esperanza de empleos, reducción del alto costo de la vida, la delincuencia, la oposición a la construcción del Metro de Santo Domingo que tenía una aprobación por encima de la simpatía propia de Leonel.
Estuvieron atrapados entre convencer a la gente sobre lo malo del enemigo político y la construcción de una esperanza no creíble. Una muestra de incapacidad en estrategias o marketing político, la cual debería conducir a producir en su cúpula la renuncia a las posiciones de dirección y abrir espacios a un nuevo liderazgo, esto le amortiguaría la gobernabilidad interna. Felipe Gónzalez ya lo hizo en España renunciado al PSOE, además de Fausto Bertinotti de la izquierda italiana, entre otros casos relevantes en México, Argentina, Perú, Etc.
La situación pinta a un presidente relegitimado en su práctica política con matices de autoritarismo y con estampas caudillista y gobernando en un contexto caracterizado por una crítica situación de la economía doméstica como resultado de los malos manejos y de la estructura del gasto público; y la crisis mundial; un reformismo en extinción y un PRD sin rumbo y potencialmente enfrascado en buscar responsable de su derrota, y quizás haciendo esfuerzo por resucitar a Hipólito Mejía, se pinta un panorama de turbulencia política y social en la sociedad dominicana.
Ante el panorama de crisis económica y su impacto en lo político, el poder avasallante de Leonel y su efecto en las futuras luchas del poder al interior del PLD; y la dificultad para el PRD reaticularse, el futuro inmediato podría demandar una recomposición de las fuerzas políticas en el país.
Con un único polo conservador dominando (Leonel-Hipólito), la búsqueda de salida de opciones liberales-progresistas tienen la posibilidad y la oportunidad de posicionarse políticamente para producir el equilibrio en el sistema político.
Un partido con referencia histórica de lucha por las libertades y la democracia decidió seguir el camino de abandonar las luchas sociales y de asimilar parte del mercado electoral balaguerista; consumándose en la práctica por vía de la Alianza Rosada. Quisieron emular al PLD, pero la cosa no le salió tan bien como a este último.
El camino del balaguerismo, las debilidades institucionales manifestadas en el respeto a su propio marco jurídico y la falta de estrategias coherente con sus principios, la carencia de un liderazgo articulador, la referencia en el imaginario social de ser partido bueno en la oposición y malo en la administración; lo cual no han podido desmontar, y la continuidad del conservadurismo hipolitista, expresan el mapa de un partido fuera de la ruta y del contexto socio-político.
En seis años han sufrido tres derrotas consecutivas. La primera derrota en el año 2004, de la cual han tratado de buscar sus causas en la crisis bancaria y mundial, más que en el modelo conservador y autoritario de Hipólito Mejía, quien tras la reelección presidencial hundió a ese partido en un profundo hoyo del han tenido y tendrán serias dificultades para salir.
Su segunda derrota en el año 2006. La estrategia de la Alianza Rosada fue errada, perdieron más que sus aliados reformistas, los cuales eran más débiles y obtuvieron más poder que el merecido.
En la práctica abandonaron a los síndicos a su suerte. Fracasaron en el congreso, en el cual no construyeron una agenda vinculada a las demandas ciudadanas, legislaron sin dirección política y para provecho personal; e incluso en sus últimos dos años se asimilaron a la voluntad de Leonel Fernández aprobando proyectos cuestionados como el de la Isla Artificial; además de los escándalos y violencia; una tropa sin comandante.
La tercera derrota del 2008 llegó y en la campaña fueron incapaces de desmontar, alejarse o retractarse del fiasco que significó el denominado pepeachismo.
Una estrategia incorrecta basada y poniendo en primer lugar a los que ellos mismos practicaron, la corrupción; vendiendo la figura del candidato más que los aspectos positivos y relevantes en la construcción democrática.
La propia elección de un candidato empresario, para competir con el contrario con dinero más que con ideas; sin medir los límites del clientelismo. Una estrategia que iba en el vagón detrás del PLD. Utilizando slogan y respuesta propagandísticas creadas por el PLD, su principal contendor ("e,pa fuera que van”, “cuando el PLD sube, sube…); una gran falta de creatividad.
Añadido a esto la dispersión del enfoque para convencer al electorado; por un lado atacaban la corrupción, y por otro lado vendían la esperanza de empleos, reducción del alto costo de la vida, la delincuencia, la oposición a la construcción del Metro de Santo Domingo que tenía una aprobación por encima de la simpatía propia de Leonel.
Estuvieron atrapados entre convencer a la gente sobre lo malo del enemigo político y la construcción de una esperanza no creíble. Una muestra de incapacidad en estrategias o marketing político, la cual debería conducir a producir en su cúpula la renuncia a las posiciones de dirección y abrir espacios a un nuevo liderazgo, esto le amortiguaría la gobernabilidad interna. Felipe Gónzalez ya lo hizo en España renunciado al PSOE, además de Fausto Bertinotti de la izquierda italiana, entre otros casos relevantes en México, Argentina, Perú, Etc.
La situación pinta a un presidente relegitimado en su práctica política con matices de autoritarismo y con estampas caudillista y gobernando en un contexto caracterizado por una crítica situación de la economía doméstica como resultado de los malos manejos y de la estructura del gasto público; y la crisis mundial; un reformismo en extinción y un PRD sin rumbo y potencialmente enfrascado en buscar responsable de su derrota, y quizás haciendo esfuerzo por resucitar a Hipólito Mejía, se pinta un panorama de turbulencia política y social en la sociedad dominicana.
Ante el panorama de crisis económica y su impacto en lo político, el poder avasallante de Leonel y su efecto en las futuras luchas del poder al interior del PLD; y la dificultad para el PRD reaticularse, el futuro inmediato podría demandar una recomposición de las fuerzas políticas en el país.
Con un único polo conservador dominando (Leonel-Hipólito), la búsqueda de salida de opciones liberales-progresistas tienen la posibilidad y la oportunidad de posicionarse políticamente para producir el equilibrio en el sistema político.
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